1996. Una historia de mi

12. Dic, 2012 - - Espacio Literario

1996. Una historia de mi

Hay instantes en tu vida que te quedan grabados para siempre. Mientras suceden pasan inadvertidos como simples anécdotas, pero con el tiempo te das cuentas que eran saltitos de ti. Ya nunca volverás a ser como eras antes.

El hospital San Juan de Dios de Barcelona es especial por muchos motivos. En la entrada hay una escultura de San Juan inundada por los ramos de flores que en ofrenda depositan las personas al abandonar el centro. Yo la recibí vestido con mi mejor traje. Negro. Camisa blanca. No recuerdo como era la corbata. Me la entregaron con la vida. A veces la línea de la vida es arista. A veces mientras esperas la vida desesperas. Habían pasado 12 horas desde ese momento y ya la noche cubría la habitación de silencio, pulsé el timbre, y esperé, y al rato volví a pulsar el timbre, hay que cambiarle el pañal, supongo, yo no lo sé, yo a mi me da miedo, no se ni como cogerla, ni que hacer, qué se hace o qué hago o dígame que necesita usted. La comadrona, una señora mayor ¡cómo la recuerdo! …simplemente me dijo algo así como que nunca más volviera a tocar dos veces el timbre en ese hospital, que yo era de los muy pocos elegidos esa noche para ser feliz, y se fue. Se fue tal como entró. Dura, tajante, certera. El hospital San Juan de Dios de Barcelona es especial por muchos motivos.

La cogí, no se ni como la cogí, ni cómo entré en aquel lavabo, ni cómo lo hice, tres kilos, el ombligo pinzado entre manchas de sangre, se me resbalaba, sobre mi brazo su primera caca, líquido, la camisa, la americana, el suelo, las manos, se me resbalaba eso si, sujeta a la vida y esa caca, y el grifo abierto, y sólo dos manos, y más miedo que manos tenía. Joder Paula, pero lo hicimos! saliste del maldito lavabo con tu pañal puesto, inmaculada, con tu camiseta de bautista, y te dejé de nuevo junto a tu madre que dormía el cansancio. Joder, saliste del maldito lavabo con tu pañal puesto, inmaculada. Lo conseguimos! Y fue cosa de dos porque en ese instante éramos dos. Y mi camisa, mi americana, el suelo, la manos eran ya otro traje, mi nuevo mejor traje. Un traje que todavía me dura.

Ya hace años que me di cuenta que es eso tan especial que nos une. Hay instantes en tu vida que te quedan grabados para siempre. Mientras suceden pasan inadvertidos como simples anécdotas, pero con el tiempo te das cuentas que eran saltitos de ti. Ya nunca volví a ser como era antes. Cada vez que tengo un problema pienso que el hospital San Juan de Dios de Barcelona es especial por muchos motivos. La comadrona, una señora mayor; ¡cómo la recuerdo! …simplemente me dijo algo así como que nunca más volviera a tocar dos veces el timbre en ese hospital, que yo era de los muy pocos elegidos esa noche para ser feliz, y se fue. Se fue tal como entró.

Ya hace años que me di cuenta que instante nos unió para siempre. Era un salto. Nuestro saltito. Tu no lo recuerdas, tenías 12 horas.

1996 Una historia de ti y de mi. Felicidades por tus 16.

Francisco Cortés. Para Paula en el día de su cumpleaños.

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7 comentarios en “1996. Una historia de mi”

  1. Francisco Cortes Rueda

    08. Ene, 2013

    Gracias Sònia, me ha hecho mucha ilusión tu comentario. Un beso.

  2. sonia oquendo

    07. Ene, 2013

    Me ha encantado!!!! Un abrazo enorme!

  3. Jesse

    16. Dic, 2012

    ¡¡¡Muy bonito!!! y conociendo tu vida, se lo importante que fue para ti ese 10 de diciembre de 1996.

  4. Francisco Cortes Rueda

    13. Dic, 2012

    ¿Me vendes la frase “un invisible hilo de emocion”?

  5. Francisco Cortes Rueda

    13. Dic, 2012

    Lo siento, de verdad. Necesitaba escribirlo. Gracias por tu comntario.

  6. marta

    13. Dic, 2012

    Jo Francisco se me ha caído una lágrima.. la segunda ya la he podido coger al vuelo! Que bonito.

  7. Eduardo

    13. Dic, 2012

    Comparto contigo un invisible hilo de emoción. Esos ases en la manga que lleváis los escépticos…

    Un abrazo.