The man who can’t be moved

03. Jun, 2013 - - Franciscadas, Teorías y franciscadas

The man who can’t be moved

Nos pasamos la vida esperando. Esperamos la llamada del amor que nos dejó; esperamos llegar a la siguiente esquina para cruzarnos con ella, y la siguiente y a todas; esperamos su vuelta. Esperamos que llegue el viernes, la noche del viernes; el sábado, la noche del sábado; el final de curso, el final de mes para cobrar. Esperamos que la cafetera haga subir el café, esperamos que el café se enfríe; que llegue la hora de comer, la hora de cenar, la hora de dormir. Esperamos el tren, el autobús; esperamos para sacar el billete, que llegue nuestra parada, nuestro turno para bajar, que otro pulse el botón de siguiente parada; esperamos que llegue el taxi, que el taxista nos devuelva el cambio; que el ascensor de casa baje, que nos suba, que nos arrope en la cama. Esperamos que llegue el verano; esperamos que llegue el calor y esperamos que llegue la noche refrescante; el otoño apacible, las primeras nevadas del invierno, las primeras flores de la primavera. Esperamos. Esperamos el tiempo suficiente para que el sol construya un arcoíris después de las lagrimas; y esperamos que las lagrimas sequen; y esperamos que las lagrimas vuelvan para sentirnos vivos. Y sumamos. Sumamos esperas. Solapamos esperas. Esperamos que lleguen las tardes de primavera mientras esperamos que nuestro amor aparezca entre un mar de lavanda al doblar la esquina y mientras esperamos del Cielo Dios que llueva para poderla resguardar bajo el periódico que nunca trajo noticias suyas, y que llegue el taxi; esperamos que el taxi nos devuelva a casa empapados de ilusiones mientras esperamos su decisión de quedarse, de volver para siempre; mientras esperamos que no amanezca para que no se interrumpa nuestro sueño. Esperamos. Así que cuando alguien te diga a ti o me diga a mi, o nos diga a los dos que no podemos esperar eternamente a la mujer amada, al hombre amado, que piense que simplemente lo que hacemos es vivir en la máxima expresión, intensidad y amplitud para la que el ser humano ha sido preparado. Vivir las esperas es simplemente vivir y yo espero, tu esperas y todos esperamos. Nacemos, vivimos y morimos. Dios nos Bendiga.

“La policía me dice: hijo, no puedes estar aquí y digo estoy esperando a alguien, puede ser un día, un mes, un año…” Una gran letra de Scrypt.

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