Amar a cuatro rosas

24. Abr, 2013 - - Franciscadas, Teorías y franciscadas

Amar a cuatro rosas

Cada 23 de abril en Catalunya, la tradición manda y obliga a los enamorados cuales San Jorges, a regalar a sus amadas una rosa como la que floreció de la sangre que manaba del cuerpo sin vida del dragón ajusticiado por tan noble caballero medieval; y que este tuvo el detalle de cortar y entregar a su princesa aún a sabiendas del peligro de pincharse con las espinas del amor. Una única rosa símbolo del amor exclusivo, una única rosa roja símbolo de la pasión y acompañada de una única espiga de trigo, símbolo de la fecundidad.

Bonito, romántico, tradicional; un espectáculo de la cultura tradicional que hace de este día uno de los más auténticos que se pueden vivir en las calles catalanas, una bella manifestación de amor y compromiso, de ética y estética en el marco floral de la antesala de la primavera. Los chicos tocados por el amor llevan entre orgullosos, vergonzosos y sonrojados y/o sonrosados una rosa para regalar a su amada y estas, las amadas, una vez recibida la pasean altaneras, muy orgullosas y para nada avergonzadas.

Y hasta aquí todo bien sino hubiera sido porque al presidente del gremio de floristas (o algo así), le dio por decir que se habían regalado unos 6 millones de rosas… y evidentemente esto nos crea a los catalanes un problema ético y a la vez estético.

En Catalunya coexisten 7,5 millones de habitantes, de los cuales unos 5 millones están en edad de amar y ser amados. De estos, la mitad son compradores –los chicos-, y la otra mitad, –las chicas-, receptoras de rosas. Por tanto, son 2,5 millones de potenciales enamorados de ellas, de las chicas.

Pero como tampoco el mundo es perfecto y no todos somos amados ni sabemos amar, tendremos que descontar a los ausentados de amor, y como no hay estadísticas de tal intangible, deberemos estimar que medio millón no es amado ni sabe amar y otro medio millón por ejemplo, mas que amar convive. Aparte otros que no están por los menesteres del amor, ni por mantener la tradición, o pertenecen a otras culturas, o son tan salvajes que se les ha olvidado comprarle la rosa a su amada, que de estos últimos de haberlos haylos también y muchos.

En resumen, que los amantes compradores de rosas son como mucho mucho 1,5 millones y si según el del gremio se han comprado 6 millones de rosas, pues ustedes mismos con Pitágoras, ¡CADA AMANTE HA REGALADO 4 ROSAS!. Feo feo. Ni ético ni estético.

Así pues, o sencillamente el del gremio no las ha contado bien (las rosas); o nos estamos cargando tan bonita tradición de lucir el amor verdadero por la calle y regalamos rosas por doquier en amor pasional a nuestra jefa, a nuestra madre, a nuestra abuela; o feo feo como les advertí, los catalanes no somos hombres de una sola mujer sino de 4.

Y como esto de la infidelidad no es bonito del todo, es mejor pensar que el del gremio las ha contado mal. Y podría ser, porque 6 millones de rosas en fila india con su respectivo tallo espinoso, no es que den para llegar a amarte (perdón quise decir a Marte) pero si para dibujarle a la princesa un bello camino a la ciudad del amoRoma pasando por “le Paris de l’amour”.

En resumen, o nos estamos cargando la tradición, o los catalanes somos veletas a cuatro amores, o el del gremio de floristas el año que viene debería plantearse en vez de rosas plantar pedruscos, porque con 6 millones de pedruscos podríamos levantar 3 pirámides de Gizeh, perdonen, 3 Pirámides de l’Amour.

 

 

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4 comentarios en “Amar a cuatro rosas”

  1. Francisco Cortes Rueda

    01. May, 2013

    Gracias Marta, no se si saldrá a la luz o a la oscuridad…la verdad es que esto de juntar palabras es complicadisimo y hasta desesperante. En el intento de novela corta “Nadie dijo…” he tenido una buena experiencia, me lo he pasado bien y no descarto volver a intentarlo. Respecto a las rosas ha sido el año más económico de mi vida!

  2. marta

    30. Abr, 2013

    Buenísimo Francisco,

    espero que la o las beneficiarias de tu rosa sepan apreciar el detalle y te correspondan con un buen libro.

    Y para el Sant Jordi próximo saldrà a la luz tu primera obra?

  3. Francisco Cortes Rueda

    26. Abr, 2013

    Gracias Virginia, tu comentario es un gran regalo de Sant Jordi! Yo también soy del parecer que la esencia es la sencillez del detalle y la ostentación del orgullo del amor y no la ostentación de la rosa como tal. Al final los grandes amantes son los que asaltan jardines para robar rosas.

  4. Virginia

    26. Abr, 2013

    ¡Muy bueno Francisco!
    Me encanta la tradición del día de Sant Jordi y siempre he pensado que más de una rosa rompe la esencia de la leyenda. Ésta dice: “Allí, a la vista de todos, el caballero remató a la bestia de un certero golpe de lanza. Dicen unos que el dragón se fundió y fue absorbido por la tierra. Cuentan otros que un gran charco de sangre se formó a los pies del caballero. Sea como fuere, en aquel mismo instante creció un rosal y de sus ramas brotaron rojas rosas. Jorge, o Jordi, o George, o Giorgios, que es como se llamaba el caballero, obsequió a la princesa con una de esas rosas.”
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