El Blog de Francisco Cortes Rueda

Creo que si Clark Kent le hubiera repetido cada día a Lois Lane que él era Superman, Lois hubiera acabado siendo mi novia. No se si recuerdan a Superman. No creo que fuera un héroe mayor que el que puedan ser ustedes. Cada día iba a trabajar al Daily Planet como reportero y cuando creía que debía de hacer una acción para el bien de la comunidad, la hacía como la hacemos el común de los mortales, como quién no quiere la cosa, parapetado en un traje como el de todos los superhéroes, un traje no para mostrarse sino para ocultarse, un traje bien ceñido de moralidad. Recuerdo que se cambiaba de ropa muy rápido, en una cabina telefónica o en el cuarto de lavadoras; su padre adoptivo le explicaría que la solidaridad, la ayuda, es algo que no hace falta publicitar y que los mitos, los grandes mitos, se fraguan como los grandes amores, en la soledad de la complicidad. Lois Lane realmente se enamoró de Clark Kent y no de Superman. Clark era la esencia.

Me “divierte” el hecho de pensar qué diferentes son las empresas del resto de mortales como usted o yo o como Superman, que cada día bajamos el gatito de una linda abuelita atrapado en el árbol pensando en que si la abuelita está contenta que más da, que para qué se lo vamos a explicar al mundo. Me preocupa que los gastos de publicitar la acción una vez acabada, branding, no se hayan sumado en silencio a la solidaridad, y por ello, deseo aportar un término nuevo al mundo del marketing que espero organice conciencias:

“LA SOLIDARIDAD INVERSA es el ingreso negativo que resulta de restar a los ingresos obtenidos por la campañas de solidaridad, los lógicos gastos necesarios para la realización de la acción y los ilógicos e innecesarios gastos de la publicidad que de la misma hace la empresa para reverberar socialmente“.

O sea, la solidaridad  inversa es el coeficiente de la hipocresía empresarial que intenta comprar el amor de Lois Lane a toda costa perdiendo de vista su objetivo solidario y pasando directamente a ondear la S de Superman”. Y no lo critico, la empresa está constituida para ganar dinero y ser percibida como solidaria. Ser percibida como responsable social le genera una ventaja competitiva.

Pero yo sinceramente creo que Lois Lane no se enamoró de la empresa, upss perdonen, quería decir que creo que Lois Lane no se enamoró de Superman sino de Clark.

O eso pensé. O eso me gustaría pensar de mi como cliente. Debería ver la película de nuevo.