El Blog de Francisco Cortes Rueda

La verdad es que a estas alturas de la película me sorprenden más los pequeños detalles que los aspavientos publicitarios. No se si os pasa pero cuando entro en El Corte Inglés me siento importante. El pasillo de perfumería me seduce. Me pone. Es como esa alfombra roja que sueñas recorrer entre brillos de flashes y miradas. Los destellos del cristal de los frascos de perfume, las miradas de las dependientas en los laterales del pasillo con las manos enlazadas atrás, ese aroma, ese vacío de sentirte observado, esos pasos que te hacen sentir único. Es como si al llegar al final del corredor y subir las escaleras mecánicas se abriera el telón y entre aplausos y emociones se escuchara a Billy Cristal con aquello de “The winner is Francisco”. Mujer planta 1, hombres planta 2, y si encima eres joven, tchan tchan planta 4

El pasillo, la pasarela del perfume me pone.

El lunes fui a comprar a El Corte Inglés. Tarde noche. Nada importante que comprar. Una calculadora científica que haga ecuaciones de segundo grado: la vida cada vez está más complicada. Y en esas andaba recorriendo el pasillo de perfumería, ensimismado en nada y pensando donde demonios debían estar las calculadoras, cuando levanté la mirada para preguntar a una de las dependientas. Espontáneamente creo, y un metro de distancia de ella, salió de mi boca un sutil pero contundente “ufff, que guapa eres!”. El instante duró unas décimas de segundo. Un segundo eterno para mi desesperada timidez en la pasarela del perfume. Y necesitaba que me rescataran, que me sacaran de ese momento, de ese instante. Y ese gesto de ella, ese saber acompañar con el guiño de la mirada la situación cautiva para liberarme, ese ponerse por montera los más de 70 años de historia de El Corte Inglés con veinti pocos años para resolver una no crisis para la que nadie le ha elaborado un manual en papel cuxé, eso enamora y mucho.

El saber hacer de la chica de la pasarela del perfume me pone.

Y yo, alejándome montado en mi propia pelicula, respirando por fin, sabiendo que no había mentido, que ella era guapísima, al menos para mí; huía pensando que si la chica hubiera aplicado el manual de la si crisis el guardia de seguridad se hubiera abalanzado sobre mi, y yo tumbado en el suelo con los brazos enmanillados a las espaldas sería el centro de atención de todos los compradores, que en susurros a altanvoz dirían que tuve el descaro de decirle a la chica que era guapa, y que la molesté, y más cosas supongo. Y el juez, sorprendido, sonreído, dictaría no culpable porque yo únicamente describía la realidad y yo no había hecho nada malo y podía estar tranquilo y podía seguir comprando para siempre allí, porque ella no había presentado cargos contra mi.

Mis peliculas me ponen.

Y es que no se si a ustedes les pasa, pero yo a estas alturas de mi película ya compro por pequeños detalles de grandes películas. Creo que cada vez me gustan más los segundos mágicos que los 8 días de oro, y creo que a El Corte Ingles como a la inmensa mayoría de nuestros negocios les falta que la pasarela del perfume con increibles chicas Bond en increíble película esté presente en todos y cada uno de los espacios, los que vemos y los que no vemos, en las oficinas, en el alma de sus empleados, de sus proveedores, en la sección de mujer planta 1, de caballero planta 2 y si encima eres joven….y si encima eres joven preparense porque a esos, benditos esos, no les bastará con una pasarela, van a querer el sincotrón de la magia.

Asi que directores de marketing empiecen a entender esto de qué va y que si revisan los archivos que algunos quisieron congelar ya anticipaba nombre,Marketing 3.0 y si me lo permiten descongelar, Marketing 3.0.Mickey. Y a mi Mickey, Bond y la chica de la pasarela del perfume de El Corte Inglés de Sabadell me ponen mas que Los Lunes al Sol (*).

Por cierto feliciten a la chica y por favor, si es posible, súbanle el sueldo que le recorten a los que se han quedado en el marketing 2.0. Seria un detalle.

(*) Bromas aparte, una excelente película.